- Nuestra oficina trabajaba en un divorcio bastante difícil en el que las partes debían dividirse algunas vasijas antiguas. Bueno, cuando el esposo entregó en nuestra oficina las vasijas que le correspondían a su esposa, había cagado dentro de cada una de ellas”.
- “Durante mi primer año en la facultad de derecho, un abogado de matrimonios nos contó sobre una pareja rica que pasó meses enteros y gastó miles de dólares peleando por cada una de las cosas, incluyendo un único cenicero de cerámica. Incluso cuando ya habían llegado a un acuerdo sobre todo lo demás, gastaron como 100,000 dólares adicionales peleando por ese cenicero…”
- “Bueno, después de una audiencia en el tribunal, la esposa finalmente se quedó con el cenicero y ni tarde ni perezosa fue rápidamente a los escalones blancos del tribunal y lo rompió allí, dejando los pedazos para que los viera el esposo cuando saliera”.
- Mi esposa y yo no teníamos contacto físico desde que expresé mis intenciones de divorcio, así que cuando la cargué el primer día hasta la puerta de salida, los dos nos sentimos mal, incómodos. Nuestro hijo caminaba detrás aplaudiendo y diciendo: Papá está cargando a mi mami en sus brazos. Sus palabras me causaron mucho dolor. Caminé los 10 metros con mi esposa en mis brazos, ella cerró los ojos y me dijo en voz baja: No le digas a nuestro hijo del divorcio. Afirmé con la cabeza un poco disgustado, la bajé cuando llegué a la puerta, y se fue a esperar el transporte para ir al trabajo.
- En el libro “Despojos”, de Rachel Cusk, la escritora relata su separación en 2009, con dos niños y una vida construida en común que se desmorona prácticamente enterrándola dentro. El relato intentará expresar la búsqueda de una nueva individualidad y la superación de todas sus convicciones anteriores en busca de la libertad necesaria para encontrar esa protagonista de tu propia historia que esperas que te represente con dignidad y orgullo.
- “Nos pudimos separar tan civilizadamente porque no teníamos hijos, rencores ni plata que repartir. El acta de separación de bienes en el consulado fue un invento de derecho-ficción, porque no teníamos nada. Después, cada uno siguió su camino, aunque continuamos siendo grandes amigos. De vez en cuando nos vemos y celebramos por igual el matrimonio y el divorcio.”
- Un amor, una enfermedad. La traición es algo que no se puede perdonar y menos si viene de la persona que más amas. ¿Debería existir una segunda oportunidad?
- Cuando los padres no son capaces de mantener a sus hijos al margen de sus conflictos, las consecuencias pueden ser demoledoras para todos los miembros de la familia, así como perdurar largamente en el tiempo.
- No pensé que levantaría cabeza. Me adelgacé increíblemente. Llegué a pesar lo que pesaba recién graduada de la escuela a los 38 años. Lloré durante 9 meses y 9 días. El 25 de marzo de 2008 fue la última lágrima que derramé. Recuerdo que estaba arrodillada frente a él y le decía que él y yo éramos Batman y Robin. Que nos fuéramos de viaje, que hiciéramos retiro de parejas, yo quería seguir. Le tenía sujeto los brazos y él me quitó mis manos de las suyas y me dijo “Gloria, no lo hagas más difícil”. En ese momento, sentí que el cielo se abrió, una luz me iluminó y una voz me dijo: “levántate de ahí, no llores más”. Increíblemente, después de ese día no boté una lágrima más y decidí empezar a salir con amigas para distraerme.
Published by Leonardo Tomás Cardillo
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